Los mal llamados neumáticos de nieve son neumáticos de invierno y han sido desarrollados para hacer frente a todas las situaciones invernales: bajas temperaturas, humedad del suelo, lluvia, nieve, hielo… Sus ventajas principales radican, en primer lugar, en la seguridad, además de en la comodidad y la movilidad que ofrecen a los conductores en cualquier situación de conducción invernal. Cuando la temperatura cae por debajo de los 7ºC, las prestaciones de los neumáticos estándar disminuyen considerablemente. Los compuestos con los que están fabricados estos neumáticos específicos para favorecer el agarre en circunstancias normales pierden sus características y reducen su eficacia. A su vez, las condiciones atmosféricas y el estado de la carretera influyen de forma decisiva en la distancia de frenada, que se puede multiplicar hasta por ocho según el estado del firme. En estas circunstancias, el tipo de neumático que monte el vehículo se revela determinante para conseguir detener el vehículo en el menor espacio posible.
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